miércoles, noviembre 30, 2005

Sobre votar

Ayer explotaron dos bombas humanas matando a 9 personas e hiriendo a unas decenas más aquí en Bangladesh. Las explosiones ocurrieron en las cortes de justicia de dos ciudades distintas Chittagong y Gazipur. Las fotos de los periódicos muestran sin prurito el producto de las explosiones, entre ellas el cadáver irreconocible de uno de los suicidas... Protestas se iniciaron de inmediato, abogados y jueces salieron a las calles tomados de la mano a manifestar por la falta de protección del gobierno contra los extremistas.

Entretanto en Venezuela, partidos de oposición se retiran de las elecciones...(!?) Y la gente anda convenciéndose de que es mejor la abstención por el fastidio de hacer cola o porque el CNE no es confiable...

Creo que la gente tiene que ir a votar. Ese es un derecho al que no se puede renunciar.
Aunque haya desconfianza en el CNE, hay que ir a votar y demostrar que se quiere convivir según las reglas que tenemos determinadas por nuestra constitución. La desobediencia civil solo puede ser efectiva si es unánime o de una mayoría aplastante; si no, recuerden el paro y sus efectos negativos para el país.

Mal que bien tenemos una constitución, unos derechos y deberes que debemos acatar y ejercer independientemente de los gobiernos. El que este gobierno esté sujeto a la duda de muchos o aparentemente no respete la constitución, no significa que los demás no debamos respetarla también, ejercer nuestros derechos y cumplir con nuestros deberes de ciudadanos. Es decir, uno debe participar del sistema para poder reclamar sobre el sistema. Y aquellos por quienes uno vota deben entender que se deben a sus electores y deben hacerlo bien. Y no hay manera de lograr lo último sino votando.

El que el gobierno no recoja la basura no significa que nosotros debamos ser indiferentes a ella, o resignarnos a que la basura siga allí sin recoger. No podemos seguir dependiendo de que todo lo tiene que hacer el gobierno; si históricamente uno tras otro ha abusado, ha engañado y hecho lo que le ha dado la real gana, cuál es la novedad con este.

Creo que no votar es hacerle trampa a la democracia. Y quienes están haciendo trampa ahorita y un "papelón" son los partidos retirándose de las elecciones. El país no ha llegado a niveles donde acciones de desobediencia civil tipo Gandhi sean necesarias y mucho menos vayan a ser efectivas. Y esta acción de retiro, para mí es una lavada de manos, una declaración de ineptitud para hacer política, y la excusa no puede ser "es que ellos no me dejan" porque es entonces más patético todo. Los derechos que tenemos son inalienables. Hay que ejercerlos, a regañadientes o no, pero hay que hacerlo.

Nuestros problemas políticos son nimios en comparación con los de otros países. Es una lástima que solo sepamos mirarnos el ombligo, y nos olvidemos de los muertos sin justicia, no solo aquellos que murieron en intentonas o manifestaciones, sino las víctimas del hampa común, los presos que son tratados peor que animales, los enfermos que se mueren de mengua en hospitales sin recursos, los indios indigentes, los niños de la calle. Por ellos es que hay que ir a votar. No sólo por nosotros mismos sino por el resto de todo el país.

Me apena pensar que la preocupación por los demás no es auténtica en Venezuela. Que todo se remite a una lucha de poder para regodearse en el mismo y no para servir al país. Que esa falta de solidaridad y sensibilidad es lo que nos tiene así. Divididos y sin dar pie con bola. Cada uno dueño de su pedacito de verdad sin querer ni siquiera darle un vistazo a la del vecino. Y aquel que tenía la voluntad de ir a votar, estos partidos de oposición sencillamente le han negado la oportunidad, la mera posibilidad.

domingo, noviembre 27, 2005

Your country is...

-Your country is… Bolivaaaiii…Bolivaaiaa…?
- Bolivia? No, my country is not Bolivia – yo sin entender nada, pensando que la mujer del chequeo de pasajeros estaba viendo la información de otra persona en pantalla. Me acerca el pasaporte con el bolígrafo afincado en la palabra Bolivariana…
-Ah! Noooo, my country is Venezuela. The president changed its name some years ago. Before was just Republic of Venezuela, but now is Bolivarian Republic of Venezuela. But is still just Venezuela for any effects…

Esta pequeña anécdota me pasó anoche en Singapur. Para los que no entendieron, la mujer no comprendía de qué país era yo y no encontraba el código en la computadora por lo de Bolivariana. Le expliqué lo del cambio de nombre del país, pero que seguía siendo Venezuela al final. Hoy “zappeando” blogs me entero de lo del cambio de escudo gracias a los comentarios de Rosinés y lo de agregar una estrellita para hacer ocho en la bandera.

La verdad es que para todos los efectos no importa si le cambiamos el nombre, el escudo, la bandera y hasta el himno al país. Porque seguirá siendo el mismo. La gente seguirá siendo venezolana con caballo o sin él en su escudo o con estrellas o no en su bandera.

¿Sacrilegio o herejía lo de estos deseos de cambio? ¿Lo de dejar huella en estos símbolos? Noooo… Nada que ver. Justamente esta metamorfosis de los símbolos y los nombres no es sino otra manifestación certera de nuestra venezolanidad. Comportamiento de nuestro mandatario arquetípico. El querer dejar huella: en obras viales, con leyes, estatuas y símbolos patrios. Ejemplos tenemos a granel en nuestros libros de historia.

martes, noviembre 22, 2005

Mensaje-post

Ayer la rusa joropera, la benjamina de la casa, cumplió 32 añitos en la Barcelona catalana... Besos desde aquí.

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Hoy amanecí atorada.
Eché un lagrimón y escribí un post/proto-poema triste.
Con eso me sacudí el bajón.
Fui a mi clase de dibujo. Fui a trabajar. Regresé a terminar la maleta...
Porque como no me puedo ir a Choroní me voy por 4 días a Singapur.

Los veo luego.

Una lágrima

A veces uno se esconde
para soltar una lágrima
Quizás más de una,
en el ambiguo amparo de la soledad
de una esquina perdida de la casa
o en el refugio del baño
testigo de tanto esplendor y miseria,
del cuerpo y del alma

Una lágrima o más de una,
de las tristezas secretas,
presentes,
antiguas,
de miedos
o desconciertos,
de vacíos,
de anhelos,
de plegarias
o ruegos

Una lágrima o
quizás más de una
para asentar la melancolía
y darle su nicho en el alma

lunes, noviembre 21, 2005

Quiera sus feeds

Khandika sigue evangelizando sobre qué es o no un blog a propósito del blog militar que no es un blog como parte de su preocupación en torno a la necesidad de activismo en la blogósfera criolla.

En un comentario que le hice me pregunto si lo que nos hará falta sea más promoción del blog por el blog, es decir, explicar qué es la herramienta y cuáles usos se le puede dar como en una pequeña campaña de prensa en medios tradicionales. Las entrevistas y reseñas que se le hicieran a los blogueros durante este año aumentaron las afiliaciones a veneblogs de forma expedita.

Gianko hace su propia reflexión sobre el activismo bloguero y propone una campaña para querer a los feeds. A la que me sumo ya, porque aunque suscribo con bloglines, todavía me gusta ir a los blogs y tener esa sensación de que "visito" la casa de alguien. Por lo cual los feeds son aún para mí una suerte de herramienta alienígena.

sábado, noviembre 19, 2005

A propósito de... Más sobre blogs y activismo

El post de Khandika Periodismo Amarillista: ¡Soy inocente! creo que más pronto que tarde se convertirá en realidad, luego de la aparición de este blog Pensamiento militar venezolano.

Este no es realmente un blog pero pondrá la atención en este medio porque su tecnología ha sido usada para difundir el "Plan mediante al cual el Teniente Coronel (EJ) Hugo Rafael Chávez Frías aspira perpetuarse en el poder de una Venezuela que abandona apresuradamente el concierto de países libres y democráticos...".

La información sobre este blog salió en la columna de Nelson Bocaranda el día 17 de noviembre. Dicho blog tuvo más de 2 mil visitas ese día según las estadísticas disponibles en el vínculo al pie de su página. El sitio fue abierto este mes pero ya cuenta con más de 8 mil visitas en total. Y muy posiblemente aumenten por la "viralidad" que este tipo de información cuenta. Será difundida en otros blogs, por correo electrónico, etc.

Khandika se preguntaba sobre el activismo y sobre el impacto de los blogs en Venezuela. El potencial para mí es obvio cuando los post de política alcanzan tantas visitas, y cuando la gente se asoma a internet a buscar información que no está disponible en los diarios locales... No estaría de más hacer una pequeña encuesta.

Como en todo no son las tecnologías los factores críticos sino las voluntades para hacer que las cosas pasen. La cuestión es que muchas de estas voluntades se encuentran desinfladas más allá de toda esperanza convertidas en una resignación. Y no se les puede reclamar por querer tener un respiro.

viernes, noviembre 18, 2005

Divagación a partir de una sonrisa feliz

Estos días he pensado en los últimos siete años de mi vida.

A partir de la muerte de mi padre y de la circunstancia de haber tenido la oportunidad de irnos de Venezuela pero a destinos completamente ajenos y desconocidos para nosotros, no puedo menos sino constatar los cambios que se han operado en mí.

Soy la misma pero al mismo tiempo no lo soy. Mi visión del mundo es casi estroboscópica. Una sucesión vertiginosa de escenas congeladas en multitud de instantes. Instantes que trato de aprehender y comprender más allá del consumo inmediato del momento vivido.

Hoy vi a una chiquita de quizás unos 9 o 10 años, con su hermanito de unos 5. Estaban mojaditos, posiblemente se acababan de bañar en el lago cercano, que sirve de vertedero a las casas y edificios de la zona. Aunque el agua de este lago, como todos los de Dhaka, está obviamente contaminada, todavía se puede pescar en él y en medio del tráfico del puente que lo atraviesa casi siempre se puede apreciar la figura un tanto extemporánea de un pescador en su pequeño bote tradicional usando redes caseras para darle de comer a su familia. Una imagen que remite a la Dhaka de antes, que se está extinguiendo y que quizás en cuestión de un par de lustros ya no se vea más...

La cosa es que me conmovieron estos dos niños cruzando la calle. Ambos cargando vasijas de aluminio tradicionales llenas de esta agua seguro que para la casa en esa ineludible carga de responsabilidades que todos los niños pobres tienen en este país, sin que la desventura de su miseria les quitara la sonrisa del rostro, ni una vitalidad para mí extraordinaria y casi milagrosa. Y pensé en los niñitos de Caracas, que andan en la calle y en la poca sensibilidad que otrora me causaban. Digo sensibilidad, porque si bien me indignaba el hecho, de alguna manera lo veía como parte de una realidad demasiado invencible, tanto que se convertían en parte del paisaje, así como las montañas y colinas del valle pobladas de ranchos y quintas, como las anécdotas de la criminalidad, de la corrupción, del vivir en una separación de mundos que apenas se rozaban y que formaban una suerte de estado de cosas incontrovertible e inmutable.

Mis pasadas visitas a Caracas me la han enseñado de otra manera. Y ver los bebés de las indias a un costado o jugando con un potecito posiblemente sacado de la basura, en medio de una isla de alguna avenida o arrimados en alguna acera mientras la mamá pide al que pasa, no me causaban indignación por un gobierno ineficiente sino pesar por nuestra humanidad. Los niños que piden haciendo malabarismos en la calle. Siempre pienso en cuál será el futuro para ellos. Qué clase de país y de mundo estamos dejando para esas criaturas que no obstante sonríen y conservan inocencia ante los golpes de la vida que tan temprano les ha tocado llevar.

Niños que tienen rostros en todas partes del mundo. Pequeños que no entienden de fronteras, ni de enfrentamientos, ni política, ni de enfermedades, ni de lo que dice Dios o deja de decir, ni de si tienen derechos o no, de lo que es posible con un arma en mano o un juguete.

Hay ciertas visiones que definitivamente me han cambiado, me han dado otras perspectivas de las cosas, así como han hecho tambalear mi espíritu, pero hay días en que me basta una sonrisa como la que vi hoy, una felicidad satisfecha en el baño fugaz en las aguas de un lago, ajena a la realidad del mundo, completa, total y verdadera durante unos minutos, para recuperar un poco de mi fe.

jueves, noviembre 17, 2005

Sobre los últimos días

Tengo varios días queriendo sentarme a escribir en el blog y me lo impide la avalancha de noticias que vienen del país. Me lo impide porque pareciera que cualquier reseña cotidiana, cualquier anécdota aparentemente banal sería como un escapismo o el deseo de ignorar la realidad del país.

Pero mi malestar va también con respecto a escribir sobre esas noticias:

  • La Cumbre... ajá... que el ALCA está enterrado, que no lo está, que son 29 contra 5, que Chávez ganó, que no ganó, que Maradona, que la cumbre de los pueblos.... y en estos días... Fox dijo y Chávez dijo y Fox volvió a decir y Aló, presidente y cada embajador para su casa.
  • Caso Anderson... que la hermana está de acuerdo que las otras no lo están, que Carlos Herrera dijo y no le paran, que la periodista, que el cardenal, que el banquero, que los generales, que el fiscal está bien de la cabeza o no lo está, que el autobús...

No es que no sean noticias importantes, pero desde este rincón las leo tratadas con grandilocuencia restándoles la gravedad o repercusión que deberían tener. Sin fallar la presencia de insultos y sesgos tendenciosos en las informaciones publicadas.

La cumbre salió tablas porque no se decidió nada al final, y en todo caso de seguidas Bush agarró y se reunió con Lula quien es la voz, sino sonante, la que lidera el Sur de América discretamente. De Fox y Chávez mejor ni decir nada porque ambos ya lo hicieron el uno al otro. Pero me parece una falta de respeto para mexicanos y venezolanos tener que estar presenciando este comportamiento entre dos presidentes. No creo que hayamos votado para ver quien saca más el pecho enfrentándose con otro como si fuera una pelea de calle.

En estos momentos me parece que la discusión política ha alcanzado tan bajos niveles que la banalizan. Hay una sensación de farsa proveniente de toda información que nos llega de los medios sin importar su corriente o línea editorial. Tanto por parte de los que declaran como de los que escriben. Summum de ello se ha convertido el caso Anderson.

Lo de Anderson es grave, demasiado terrible lo que ocurrió para que se esté armando el circo mediático y judicial que hay en torno a este caso. Sencillamente no se sabe qué creer de un crimen en donde todas las hipótesis apuntan a la corrupción más abyecta, a la absoluta criminalización de todos nuestros estamentos de la vida nacional. No sabemos si medios, banca, milicia, oposición política, gobierno, fiscalía, son asesinos o como mínimo cómplices. En resumen todo apunta a una grave ineptitud del sistema judicial, no solo por su actuación en este caso sino por tantos otros que están pendientes de resolución. No se sabe cual versión creer y no se sabe si se está usando este caso para vendettas políticas y zumbar amenazas a distintos sectores de la sociedad civil o si es uno de estos casos donde la realidad supera cualquier ficción, donde los adalides de algunos resultan ser los mafiosos asesinos de la realidad.

Es difícil escribir de algo trivial cuando sentimos que las cosas graves e importantes también se están banalizando. Cuando no hay sentido de medida al tratar informaciones de situaciones que señalan como está el país en política exterior, y en su sistema de justicia y en general en todos los aspectos de su vida, cuando los mismos presidentes no saben como comportarse adecuadamente y no supieran de algo llamado diplomacia y respeto.

No sé si me entienden. Pero qué puedo decir si todas estas cosas están pasando y por la cuáles la verdad es que me niego a esgrimir ningún activismo más allá de predicar y practicar en la medida de lo posible el respeto hacia los demás y el que debiéramos tener por nosotros mismos.

Entretanto en Bangladesh, país donde estoy, hace dos días se hizo volar el primer hombre bomba matando a dos jueces. El extremismo religioso también hizo estallar simultáneamente en todo el país más de 400 niples activados por telefonía celular hace tres meses atrás, estos serían una advertencia al gobierno de evitar mayor afluencia de extranjeros e inversionistas de occidente… aunque la intención de las mismas no era matar ya que no tenían metralla, hirieron a más de un centenar de personas y mataron a dos. Y esto es solo la punta del iceberg de crímenes contra gente progresista, dirigentes políticos, diputados, periodistas, así como cristianos e hindúes, y el de un recrudecimiento del fundamentalismo religioso en Bangladesh. Aquí no hay medios a los que echarle la culpa. La gran mayoría de la gente sencillamente no tiene acceso a ellos por falta de recursos económicos, solo tienen acceso al imán de la mezquita que es quien orienta moralmente a la gente. Las diferencias no se argumentan.

En Venezuela, no hemos llegado al punto de los enfrentamientos feroces, y espero que nunca lleguemos. Sería absurdo porque la política no debería convertirse en un dogma religioso. El crimen de Anderson en su momento pareció indicar el inicio de un terrorismo opositor pero aparentemente (ante la ausencia de otros atentados) es un crimen aislado del cuál aún no sabemos fehacientemente o por lo menos convincentemente los motivos ni los autores, de tan teñido de política que está todo.

El convertir todo acontecimiento de la vida nacional en un argumento para establecer adherencias me parece que es banalizar el proceso político que estamos viviendo porque excluye desde el principio una evaluación crítica de cada uno de dichos acontecimientos. Y también es contribuir a ahondar las diferencias entre todos los venezolanos. No todo lo que hace el gobierno es malo, ni todo lo que hace la oposición. Pero encostrarnos en una u otra postura definitivamente no contribuye a nada productivo ni integrador para el país.

¿Qué puedo decir entonces más allá de que me desagrada lo que está pasando? Y, ¿a quién le importa en última instancia? Y así como a mí, a muchos otros siento que les desagrada, tal y como puedo percibir en la blogósfera criolla en donde una cantidad considerable de blogueros se han abstenido de postear al respecto. Obviamente este malestar que muchos sentimos hacia la falta de seriedad no le importa a nadie empezando por el presidente y terminando con los medios de la oposición.

jueves, noviembre 10, 2005

Divagación de la animación suspendida

Hoy me desperté a las 4:40 am. Justo a la hora en que los cantos de muesín resuenan sobre toda Dhaka para llamar a la primera oración del día. No sé porqué mis insomnios se sincronizan con estos lamentos a Dios. Suenan así, dolorosos y melancólicos, como un sollozo gritado al aire pero sin destino al que llegar. Nadie que lo escuche.

Ya el clima está cambiando afuera. Una calina breve cubre la ciudad, los cuervos graznan. Jamás se oye un gallo a pesar de que hay ventas ambulantes de pollos dentro de grandes cestas por todas partes. En estos días me topé con una de estas cestas en el mercado, de algo menos de un metro de diámetro, como una bandeja, cubierta de pollos de plumaje brillante e iridiscente, entre negros, marrones, grises y blancos moteados con los puntos rojos y amarillos de la cresta y los picos. Había más de veinte apiñados con sus patas atadas, que me miraron con una ignorancia aburrida frente al futuro inminente de quién sabe cuántos calderos con curry.

Es curioso ver el tránsito de las estaciones por la ventana. En sucesión ininterrumpida veo amaneceres y tardes sentada en el mismo sitio, convertida sin quererlo en una suerte de cámara fija que testifica y hace constancia del paso del tiempo.

El tiempo que no para aunque uno se tome sus pausas.
El que a veces ofrece tardes de rojo mercúreo y añejo y amaneceres que no conocen tregua en sus grises lechosos y espesos.

Pasamos el Ramadán. Constituye una temporada de oración y ayuno bastante extenuante para los musulmanes ya que se ora y come antes de las 4 y media de la mañana y no se puede beber ni agua sino hasta las 5 y media de la tarde, luego de orar varias veces durante el día. La meta es haber recitado todos los versos del Corán al final del Ramadán. Termina con el Eid-ul-Fitr, 3 días más festivos, por la alegría de la consecución de bendiciones, exoneración de pecados y los obsequios que se realizan entre familiares y amigos. Los mendigos migran a la parte de la ciudad donde hay más dinero y actividad comercial y en cada semáforo te pueden caer más de 10. La residencias conocidas de los ricos reciben el día con grupos de ellos en sus portales pidiendo la tradicional limosna que la creencia islámica obliga para los desposeídos, el backshish.

Pero muchas casas están cerradas y la ciudad de 14 millones de habitantes de repente los pierde, unos que se van a celebrar al interior, otros se recogen en sus casas, pero nadie circula y nada está abierto en los días del Eid.

Y así estuvimos nosotros. Con la santamaría abajo, conectados al mundo a través del módem de Internet y el decodificador del cable. Con noticias frescas del mundo pero sin saber qué era de Dhaka, más allá del canto exonerador de pecados, y el pasar de la sucesión de tardes y amaneceres por la ventana, que intermitentemente cambia los tonos del paisaje.

El apartamento se convirtió en la cápsula del tiempo. Suspendidos sobre esta ciudad caótica súbitamente fantasmal, estacionados en una burbuja de concreto, con vista a un patio de cocoteros y eucaliptos, estuvimos encerrados por casi una semana. Vaciando el refrigerador, agotando series de televisión y películas en DVD, navegando en Internet, a ratos pintando o leyendo, teléfonos desconectados, mentes desconectadas. Afuera el tiempo y el mundo pasaron como en un reloj de arena infinita...

Hoy desperté al amanecer y sin dudas pensé que era ayer.

lunes, noviembre 07, 2005

...?

En un artículo reproducido de El Nacional, en noticiero digital, Fantasmas de Alberto Barrera Tyszka, hay esta cita del escritor mexicano Carlos Monsiváis:

"O ya no entiendo lo que está pasando o ya no pasa lo que estaba entendiendo"

Estoy en el borde del hartazgo con el tema político venezolano. Y creo que esta frase define mi estado de ánimo en estos momentos con respecto a Venezuela y algunos compatriotas, de ahí el silencio de estos últimos días en este blog.

Como bien dice el amigo Khandika, ya no creo ni en los periodistas.
Y comparto esto que dice Romrod.