sábado, septiembre 24, 2005

Waltergate: ¿Libertad de expresión amenazada?

No, libertad de expresión coartada.

Hacía falta que a un periodista del chavismo del renombre y compromiso de Walter Martínez, le trataran de poner la mordaza para que los que no somos chavistas pudiéramos postular que la libertad de expresión en Venezuela es coartada. Hasta hace poco eran "imaginaciones" nuestras la desaparición de programas de TV, el despido de personal de diarios de ambos bandos por su posición política, la desaparición de programas radiales, la aplicación de la lista de firmantes para filtrar admisión a puestos de trabajo en el gobierno. O al decir de algunos eran acciones plenamente justificadas y "legítimas" es decir apegadas a la ley, por aquello de que si "no estás conmigo eres mi enemigo".

Ya es oficial, porque el mismo presidente en vivo y en directo, según distintos testimonios en la blogósfera y en los medios de internet mandó a callar la boca al periodista Walter Martínez...

Llegué tarde a la noticia y la verdad es que desconozco los detalles cronológicos precisos porque la distancia no facilita el poder seguirla. Pero hasta donde sé es que a Walter Martínez, periodista venezolano de origen uruguayo, con amplia y reconocida labor en nuestros medios con su programa televisivo "Dossier" de análisis internacional, programa que además rompió esquemas en su momento en la forma de dar la noticia y sentó cátedra haciéndolo, le mandaron a callar la boca y lo sacaron del aire si no se retractaba de haber hecho señalamientos de que en Venezuela existe corrupción. Corrupción obvia y rampante que no requiere de mayor periodismo investigativo, sino de tener ojos para ver, porque de la noche a la mañana automóviles carísimos, viaje y residencias de lujo no se obtienen con sueldos de ministros ni demás funcionarios, quienes hoy ostentan bienes fuera de sus posibilidades. Hay un testimonio de Walter Martínez sobre su situación que pueden escuchar en El Cuaderno de Taganga.

Y en estos enlaces pueden conocer más detalles: La reseña de Laura Dávila del Waltergate del periódico Tal Cual reproducida por www.noticierodigital.com y la reseña de la decepción de Lubrio en su blog donde el reportea directamente los hechos y teme incluso en otros post por el cierre de www.aporrea.org.

Demás enlaces del caso los pueden encontrar en Enigma Express quien ha monitoreado el número de referencias en la blogósfera. Resalta una discusión sobre si bloguear o no en torno a esto que se presentó en el de Romrod.

En referencia al impacto de este suceso en la blogósfera venezolana solo quiero agregar esto.

Si bien cada quien hace de su blog lo que quiere y postea lo que quiere y está harto de la política venezolana y desmotivado y deprimido y agobiado por el día a día, hay algo que se llama la defensa de los principios.

No importa si su blog es de cocina o sobre su gatico mimado o sobre sexo 0 rock and roll o la nueva venida de Cristo, el principio que prevalece para que usted pueda escribir sobre todas estas cosas es el de la libertad de expresión y ello como principio debe ser defendido.

En estos días hemos presenciado las más bizantinas discusiones en la blogósfera por comentarios en faltas ortográficas, luego amenazas a Alex en el Terreno Baldío o sugerencias que le hicieran de hacer "su" directorio veneblog aparte para chavistas. En algún lugar comenté que había que respetarnos como números 1, 2, 3, 4, 5 y ad infinitum de la lista de normas que debíamos manejar para poder entendernos.

Aunque unos argumentan que los casi 2000 blogs venezolanos no son representativos de este país, yo me inclino a estimar lo contrario. Los síntomas están allí, libertad de expresión confundida con libertad de insultar; anesteciamiento ante los acontecimientos internos del país, entre "guarimbas" de escuálidos y "talibanes" chavistas puro "malandraje" con amenazas de parte y parte de algunos anónimos que sólo reflejan pobreza intelectual para entender que eso de los derechos es para todos y que no hay excepciones. Que un día es el derecho a la libertad de expresión, otro día será el de la libertad de reunión o asociación y otro el del libre tránsito (lo de los pasaportes... ¿a alguien le suena la campana?)

Que hoy es el gran cacao del periodismo, el Sr. Walter Martínez (y con el respeto y la admiración pertinentes lo digo) y mañana seremos las caraoticas de los blogs sin excepciones.

Si bien se entiende que no se quiera postear largo y tendido por aquello del hartazgo, hagamos un esfuercito y aunque sea poner en nuestro blog un banner o un breve post que diga NO a la represión de la libertad de expresión como defensa de un principio insoslayable e incuestionable al que tenemos derecho.

Aún vivimos en una democracia. Una democracia que se está desmoronando en el entendimiento de que si gana la mayoría pues la minoría que se pudra aunque al final esa mayoría ni siquiera está bien representada en el gobierno. Como consecuencia nos terminamos pudriendo todos. No hemos votado para tener un rey absolutista, ni un presidente eterno. Y si queremos seguir viviendo en democracia debemos defender los principios en los que se basa, los cuáles garantizan un régimen de libertades.

No hacerlo es confirmarnos derrotados ante una tendencia, que pareciera ser mundial hacia el autoritarismo y las divisiones.

4 Comentarios:

At 7:50 p.m., Blogger romrod said...

buena propuesta, a ver quien nos hace un botón o banner para colocarlo. Voy a preguntar por ahi. Lo otro es ver si se consigue apoyo de expertos en la ley, fijate lo que tiene esta gente:
http://www.eff.org/bloggers/lg/
saludos!

 
At 9:12 p.m., Blogger enigmas PRESS / Gandica said...

Provocadora reflexión en estos días de cenagosos comentarios. Muy bien venida esa propuesta en el baile frenético de perspectivas.
Cordial saludo. (Ommmmm ....)

 
At 10:38 p.m., Blogger unocontodo said...

Muy de acuerdo... yo puse uno en mi Blog unocontodo y está a la orden
Y suscribo el 100% de tu opinión.
Saludos.

 
At 11:05 p.m., Anonymous Anónimo said...

Que se haga una defensa a la libertad de expresión. Estoy de acuerdo.

Que no se haga defensa de aquellos quienes en varias oportunidades ejercieron su poder para censurar a otros y ahora toman de su propia medicina.

 

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