lunes, agosto 29, 2005

De vuelta en Dhaka

Ya estoy de vuelta en este lado del mundo.

Aterrizamos y una vez afuera del aeropuerto la humedad nos enchumbó el alma. El día gris y bochornoso de calor, las aguas de los lagos elevadas... este año el cielo decidió no descargarse tanto y darle una tregua a Bangladesh.

Cuando llegué a Caracas, El Avila se me hizo gigante. Es una presencia que extraño en cualquier ciudad que visito y que hace a Caracas tan única.

Tengo dos días en Dhaka y no sé que me depara el día de mañana ni la semana siguiente. No tengo muchas certidumbres, sólo me traje la de las cosas que extraño y necesito. Y entre las dudas, el no saber si lo que necesito de esas cosas es justamente extrañarlas.

Pasé en suma 5 semanas en Venezuela y como semana y media en Barcelona. Perdidos unos tres o cuatro días en total encaramada en aviones o encerrada en aeropuertos. Hay varias reflexiones pendientes para este espacio y alguna que otra anécdota. La visita no me dió muchas sorpresas, corroboró muchas de mis percepciones así como las interrogantes sobre el futuro del país. Pero ya poco a poco iré desgranando todo esto mientras mastico lo vivido en estas últimas semanas y asimilo la vuelta a la rutina en Bangladesh a la que me resisto porque no quiero estar de vuelta.

No necesito a Dhaka teniendo una Caracas siempre ignota por más que uno trate de asirla. Y Bangladesh se me hace estrecho y monótono para todo lo que tiene Venezuela... No me juzguen mal que igual disfruto la monotemática humedad con calor o frío y el agobio del gentío que lo puebla, solo estoy exhibiendo mi humor mañanero ante el hecho de tener que alistarme para salir de casa y abandonar por unas horas los ensueños del viaje por la realidad de la oficina.

Volveremos.

7 Comentarios:

At 10:38 a.m., Blogger carlanga said...

¿Debo decir "bienvenida"?
En todo caso, es bueno leerte de vuelta.
Un saludo, ya te comentaré sobre el encuentro.

 
At 11:21 p.m., Blogger OjO al Texto said...

Regresar no es fácil, especialmente cuando uno se apega a los suyos. Y más todavía cuando empiezas a pertenecer a una identidad más difusa e interesante, que te convierte a los ojos de algunos en un monstruo desarraigado. Un saludo desde éste Norte frío y ahora lluvioso.
Me gustó tu casa. Por aquí espero volver.

 
At 10:38 a.m., Blogger unocontodo said...

Bueno... recibe mis saludos.. y ya pasará ese "saborcito".... venezuela necesita gente como tu...

 
At 1:52 a.m., Blogger romrod said...

fué un placer hablar ayer contigo, lástima que no pudimos coincidir cuando estuviste por acá, espero que la próxima sea pronto ;-)

 
At 9:30 p.m., Anonymous Anónimo said...

Existe el pre-mesntrual, el post-parto mas otros sintomas depresivos. A mi el unico q me afecta es el post-vacacional, me deja sabor amargo volver a la rutina.
Aun tengo pendiente tu borrador, no he podido ni podre leerlo en paz, pera ahi queda en bloglines hasta q lo lea.

 
At 10:59 p.m., Blogger Edgar Gonzalez said...

Ni modo, lo que nos mata poco-a-poco es la rutina.

 
At 3:07 p.m., Blogger Saúl A. Mora M. said...

Hola, me gustó mucho la forma en que expresas la realidad venezolana, quisiera ver esa misma capacidad de sintetizar en muchos que nos ven de afuera, pero es difícil taparse la visceras para ver claro.

 

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